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2014-08-07 | Antecedentes | IndoamericanoChile replica las tendencias globales y vive su propio perÃodo de defaunaciónLa extinción ya está aquÃHace algunos dÃas, la revista Science publicó un artÃculo en donde sostenÃa que el planeta Tierra estarÃa entrando en una nueva fase de extinción, tal como la que extinguió hace 65 millones de años a los dinosaurios. Esta vez, sin embargo, el proceso estarÃa siendo acelerado por la acción humana. Y Chile no se queda atrás. Esta es una fotografÃa de la grave situación de amenaza que dÃa a dÃa deben combatir las especies animales y vegetales, acorralados permanentemente por las consecuencias de la acción humana, sus actividades recreativas, descuidos accidentales, y la depredación compulsiva del medio ambiente y los recursos naturales.
El informe dado a conocer por el medio norteamericano se titula âDefaunación en el Antropocenoâ* (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/07/24/actualidad/1406224017_140906.html). Asà como el término âdeforestaciónâ se refiere a la destrucción masiva de los bosques, la palabra âdefaunaciónâ se aplica para el caso de la fauna, tanto en su biodiversidad como en su población. En tanto el Antropoceno concierne a la época en que la actividad humana ha empezado a generar efectos globales. âTan profundo es el problema que tenÃamos que aplicar el término âdefaunaciónâ para describirlo. Este reciente pulso de pérdida de animales, en adelante denominado âla defaunación en el Antropocenoâ, no es sólo una consecuencia conspicua de los impactos humanos sobre el plantea, sino de por sà un conductor primario hacia el cambio mundial en el medio ambienteâ, señala la publicación. En ese sentido, explica el texto, el término tiene además un propósito. âDebe tenerse en cuenta en el mismo sentido que la deforestación, ahora un término fácilmente reconocible e influyente para centrar el foco cientÃfico y la atención general sobre cuestiones de diversidad biológicaâ, aclara. Los autores del estudio apuntan a que este perÃodo habrÃa comenzado hace unos 500 años âaunque aún hay debate al respecto- y ha significado, entre otros efectos, la extinción de al menos 322 especies de vertebrados y una disminución promedio del 28% en las poblaciones de los que aún subsisten. Asimismo, de entre todas las especies, se estima que entre el 16% y el 30% se encuentran en peligro de extinguirse. âDe un estimado conservador de entre 5 y 9 millones de especies de animales en el planeta, estamos probablemente perdiendo de 11 mil a 58 mil al añoâ, afirma el texto. En tanto, entre las principales consecuencias de esta disminución en la biodiversidad del planeta se mencionan impactos en la polinización, en el control de plagas, en el procesamiento de nutrientes y la descomposición, en la calidad del agua, en la salud humana y en los patrones evolutivos. Los autores del estudio apuntan a que este perÃodo habrÃa comenzado hace unos 500 años âaunque aún hay debate al respecto- y ha significado, entre otros efectos, la extinción de al menos 322 especies de vertebrados y una disminución promedio del 28% en las poblaciones de los que aún subsisten. Asimismo, de entre todas las especies, se estima que entre el 16% y el 30% se encuentran en peligro de extinguirse. âDe un estimado conservador de entre 5 y 9 millones de especies de animales en el planeta, estamos probablemente perdiendo de 11 mil a 58 mil al añoâ, afirma el texto. En tanto, entre las principales consecuencias de esta disminución en la biodiversidad del planeta se mencionan impactos en la polinización, en el control de plagas, en el procesamiento de nutrientes y la descomposición, en la calidad del agua, en la salud humana y en los patrones evolutivos. De esta forma, la âdefaunaciónâ no sólo afectará a la fauna. âAfectará a la vida humana en muchas otras formas a través de la disminución de bienes y servicios provenientes de los ecosistemas, incluyendo compuestos farmacéuticos, las especies de ganado, agentes de control biológico, recursos alimenticios y la regulación de las enfermedadesâ, afirma el artÃculo. Y es que, agrega, de entre el 23% y el 36% de todas las aves, mamÃferos y anfibios utilizados para alimentos o medicina están ahora amenazados de extinción. El estudio arroja conclusiones e Ãndices globales, panoramas donde animales exóticos como los elefantes y otros de grandes vertebrados aparecen como los más vulnerables. Pero Chile tiene su propia gama de especies en peligro producto de la actividad humana, ya sea de impacto masivo -como en el caso de la construcción de grandes obras-, como de la acción individual que deriva de la irresponsabilidad de la persona. Una realidad nacional que de no atenderse âsi es que aún se está a tiempo para ello- podrÃa derivar no sólo en la desaparición de una especie sino en las graves consecuencias que esto puede tener para su entorno completo, incluidos seres humanos. En Chile, las causas de âdefaunaciónâ son las mismas que en el resto del mundo, sólo que alternadas según el panorama nacional, en donde normativas medioambientales, geografÃa y clima, y explotación de recursos se articulan de forma particular. Una de ellas es la creciente expansión de la agro industria y la falta de planos reguladores en los municipios, lo que ha generado la irrupción de los predios en zonas habitadas por fauna silvestre, agravada por el uso de pesticidas y otros quÃmicos destinados a los cultivos. Según cuenta Juan Sufán, biólogo de la ONG In GEA y perito judicial dedicado a la gestión ambiental, esto se puede graficar en la situación observada en 2013 en algunos predios ubicados frente a la zona cordillerana a la altura de Chillán, donde los productores de abejas experimentaron la pérdida del 90% de sus abejas. âHablé con una persona que tenÃa 97 panales y quedó con dos. Los informes de las entidades públicas dijeron que se debÃa a un mal manejo por parte de ellos. Es gente que lleva 15 o 20 años produciendo miel. Sin embargo, a todos los criaderos de la comuna se les murieron las abejas, coincidentemente en época de cultivosâ, explica. Lo grave de esta situación es que el alcance de los pesticidas no se limita a los insectos que interactúan con los cultivos rociados. Un animal de mayor tamaño que pueda llegar a alimentarse de ese insecto es una potencial vÃctima de envenenamiento. Una situación de este tipo, aunque a una escala diferente, se produjo en 2013 cuando una veintena de cóndores intoxicados âdos de ellos fallecieron- fueron encontrados en el sector rural de Los Quilos, Quinta Región, a pocos kilómetros de Los Andes. Los análisis realizados por el Servicio de AgrÃcola y Ganadero arrojaron que los animales habÃan sido envenenados con un plaguicida supuestamente rociado en el cadáver de un animal muerto, método utilizado para controlar la población de jaurÃas de perros que amenazan al ganado. Otro factor está relacionado con la caza y la sobreexplotación de la pesca, donde pescadores artesanales e industriales compiten por sacar la mayor cantidad de peces en el menor tiempo y comercializarlos. A este su suma el impacto que el cambio climático está teniendo en los hábitats de las especies, incrementando la temperatura y las lluvias, provocando eventos extremos y devastadores. La invasión de extraños Asimismo, el arribo a Chile de especies invasoras âalgunas de las cuales han migrado de forma voluntaria, mientras otras han sido traÃdas deliberadamente por el ser humano-, también está causando estragos. La rana africana, por ejemplo, llegó a nuestro paÃs por razones cientÃficas y hoy se ha apropiado de gran parte del territorio nacional, devastando cualquier eventual fuente de alimento a su paso y amenazando con ello la supervivencia de otros anfibios locales. La rana africana fue traÃda a Chile en los 80 para estudios cientÃficos, ya que sus óvulos de gran tamaño la hacÃan idónea para probar hormonas femeninas. Sin embargo, cuenta Sufán, un auxiliar de los laboratorios de la Universidad de Chile al que se le habrÃa encargado deshacerse de algunos especÃmenes, tenÃa un corazón demasiado caritativo y decidió depositar las ranas en el rÃo Mapocho. De ahà a la actualidad, el trayecto de la rana africana en Chile ha sido apropiarse de numerosas quebradas en zonas como San Vicente de Tagua Tagua, Talagantito, San Antonio, Calera de Tango, Melipilla, entre otras. âLa rana africana come de todo, se mueva o no, llega a un rÃo y al poco tiempo allà ya no quedan plantas ni moluscos. Además puede cambiar de sexo. Es dificilÃsimo eliminarlaâ, agrega el perito judicial. Pero el listado de especies invasoras que han causado estragos en la flora y fauna nacional es extenso. Otros ejemplos son el loro argentino, que arrasa con los campos, destroza los árboles y construye nidos comunitarios de hasta doscientas aves en medio de transformadores de torres eléctricas, obligando a las compañÃas a incluir los daños que generan al tendido entre sus gastos anuales; y la didymosphenia geminata, un alga originaria del hemisferio norte mejor conocida como el âmoco de piedraâ, que puede llegar a cubrir a modo de âalfombraâ el lecho de un rÃo a lo largo de varios kilómetros, imposibilitando que los insectos puedan alimentarse y alterando asà toda su cadena alimenticia. Asà como ocurre con el âmoco de piedraâ, expertos insisten en advertir que la extinción o amenaza de una especie no sólo afecta a esta en sÃ, ya que como pieza de una cadena alimenticia, su desaparición representa la disminución en la oferta de alimentos de otras especies. AsÃ, el exterminio de un animal puede significar un punto de quiebre en la subsistencia de otro cuya dieta ya se encuentra parcialmente amenazada. Un ejemplo notable de cómo esto puede ocurrir entrega el perito Juan Sufán. En 1992, como parte de la realización de su tesis, se avocó al estudio del Pristidactylus, un lagarto también conocido como âgruñidorâ que habitaba en los cerros Altos de Cantillana, el punto de mayor altitud de la Cordillera de la Costa de Chile Central. Fue entonces que Sufán se percató de que una variación de ese lagarto, hasta entonces no descubierta, habitaba en la parte baja del cerro. Sin embargo, por aquella época se puso en práctica un programa para incentivar la exportación y algunos lo aprovecharon para vender en el extranjero animales como reptiles no protegidos, entre ellos el âgruñidorâ. Sufán cuenta que con ese fin, se encomendó a los pobladores de la localidad recorrer los cerros y capturar cualquier lagarto que descubrieran, al ser incapaces de reconocer cuál de las especies eran las más deseadas. Posteriormente, los especÃmenes que no servÃan para estos fines eran quemados con bencina. El biólogo narra que junto a otros profesionales puso en práctica esfuerzos para educar a la población sobre el daño que esto iba a causar al ecosistema, pero nadie le creyó y las consecuencias fueron desastrosas. âHubo tal nivel de plagas de insectos⦠Fumigaron, triplicando las dosis de insecticidas, mataron a todos los insectos y empezaron a aparecer pájaros muertos. Ese año no hubo ninguna actividad agrÃcola porque todas las hojas estaban pegajosas, no se podÃa comer nada. Al año siguiente hubo denuncias de la gente que iba a Laguna Aculeo porque las aguas se veÃan plateadas de tanto quÃmico que habÃa en ellas, hasta que un dÃa los peces aparecieron muertos. La gente de la Armada tuvo que ir a quemarlos todos. Luego llevaron vacas para que se comieran las pocas plantas que aún crecÃan y se murió todo el ganadoâ, recuerda. Al final, el lagarto que vivÃa en la base de los Altos de Cantillana también desapareció. Acorralados por la civilización En el Museo de Historia de Ciencias Naturales y ArqueologÃa de San Antonio opera uno de los pocos centros de rescate de fauna silvestre (creado en 1990) que actualmente funcionan en el paÃs, pese a la falta de recursos destinados a estos fines. Se financian con donaciones provenientes tanto de pequeñas empresas como de particulares y del municipio. Si bien en un comienzo su objetivo era recibir fauna herida, enferma o envenenada proveniente de la provincia de San Antonio, en la actualidad deben asistir casos traÃdos por el SAG desde Melipilla, ValparaÃso, San Fernando, Rancagua, hasta Las Cabras, y las zonas comprendidas entre estas localidades. En gran parte de estos casos, donde muchos de los animales llegan al centro ya fallecidos, la huella de la acción humana está presente. En el 70% de las oportunidades, las vÃctimas son aves. El listado es extenso. Animales heridos por disparos de rifle a postón, de armas de fuego o con perdigones; especÃmenes atrapados al ingresar a una casa, oficina, bodega o container, o enredados en hilo de volantÃn. Aves decomisadas por venta ilegal en ferias públicas o desde domicilios particulares; que colisionan con el tendido eléctrico y salen heridas o electrocutadas; atrapadas en redes de pesca o contaminadas con petróleo o aceite. Entre las que llegan con mayor frecuencia al centro se encuentran aves marinas y provenientes de humedales âcomo patos silvestres, cisnes de cuello negro y garzas-. Las más comunes son las gaviotas dominicanas y los pelicanos, heridos de forma natural al abatirse contra el oleaje o al golpearse contra embarcaciones. En tanto, aves rapaces âcomo tiuques, peucos, aguiluchos, águilas- y otras nocturnas âcomo lechuzas, búhos tucúqueres, chunchos, pequenes- son frecuentes vÃctimas de disparos con armas de fuego a manos de cazadores. En tanto, entre los mamÃferos, los más golpeados por la caza son los zorros culpeos, los zorros chilla, entre otros. A todos estos factores se suman los ya conocidos como los incendios forestales, que arrasan con poblaciones de zorros, quiques, chingues, nutrias y gatos guiñas, este último en peligro de extinción. Por último, la persecución de especies para la venta en tiendas de mascotas también ha hecho su aporte al duro escenario. Expertos aseguran que algunos como el loro choroy, el loro cachaña y loro trihuen, prohibida su venta hace años, aún pueden hallarse en el mercado. Basta con recorrer un poco la web para encontrar ofertas. De esta forma, amenazas derivadas de las actividades productivas del hombre como de sus actividades recreativas al aire libre, se han entramado en un panorama que resulta letal para muchas especies que han quedado cerca de poblados humanos. Una verdadera trampa a donde sea que el espécimen vaya. âEn Chile, la superficie ocupada por ciudades y por las zonas agrÃcolas aledañas, carreteras y tendidos eléctricos, autos y perros que los han atacan, han hecho un infierno para la sobrevivencia de la vida silvestre. Muchos hábitats han quedado fragmentados, son verdaderas islas con poblaciones de animales que no tienen contacto entre sÃâ, explica el experto en fauna silvestre y curador del Museo de Historia de Ciencias Naturales y ArqueologÃa de San Antonio, José Luis Brito. Esto, señala el especialista, hace que sus posibilidades de sobrevivencia sean escasas. Pero también hay nuevas amenazas que han comenzado a aparecer en el horizonte y que hasta el momento no eran contempladas por las labores de los expertos, por lo que sus alcances aún no se conocen del todo. Entre estas se encuentran los molinos de viento. âAlgunos son ubicados justo en el paso de los vuelos de las aves. Se están empezando a estudiar para identificar cuáles son porque no son todos. Eso es algo nuevo, ha comenzado a observarse en los últimos tres añosâ, comenta Brito. Algunos de los casos que llegan hasta el centro de rescate en San Antonio corresponden a especies que han experimentado una disminución tan grande en su población que su supervivencia está fuertemente acechada. Tales son los casos de los lobos finos (tipo de lobo marino) de Juan Fernández que han sido atendidos producto de disparos con armas de fuego, pese a que actualmente están amenazados de extinción. Otras, si bien aún no caen en esa categorÃa, no gozan de un panorama demasiado alentador. Las aves marinas, por ejemplo, caen en grandes cantidades producto de las mallas de pesca. De esta forma, año a año varias generaciones de una familia son asesinadas. Y en medio de este lamentable panorama, a los expertos les preocupa la falta de información y educación de la que disponen los ciudadanos comunes y corrientes sobre el tema. âEl modelo consumista que tiene Chile hoy hace que la gente se preocupe del dÃa a dÃa y estos problemas no sean temas. Afectar a la fauna de una ignorancia asistida⦠A veces se debe a que el sistema lo fuerza. La educación que tenemos está programada para crear gente que aprenda a leer, sumar y funcionar en el sistema. Pero no gente que sepa de geografÃa, flora y fauna, geologÃa básica. Estamos tan desarraigados de la naturaleza y queremos volver a ella, sentimos la necesidad del sol pero hacemos puras embarradasâ, sostiene el experto de San Antonio. Situación que se complejiza si se considera que actualmente en la Tierra habitan siete mil doscientos millones de personas, y que se espera que para 2050 seamos alrededor de nueve mil seiscientas. Lo grave, y que está lejos de ser el centro del debate público, es que la extinción de especies y la destrucción de sus hábitats terminará, tarde o temprano, afectando al ser humano. âVamos a sufrir sin duda el mismo destino que sufren las especies que se están extinguiendo. Nosotros estamos ligados al resto de la vida porque dependemos del funcionamiento de los ecosistemas. Estos requieren tener todos los elementos âanimales, vegetales, faunas del suelo-, sino no funcionan. Y si ellos no funcionan nosotros no vamos poder sobrevivirâ, asegura el presidente del Comité Pro Defensa de la Fauna y Flora (Codeff) y zoólogo del Museo Nacional de Historia Natural, José Yáñez. A la espera de la nueva ley A los factores mencionados anteriormente, vinculados a cómo el ser humano interactúa con entorno y recursos naturales, se añaden otros que sà podrÃan ser solucionados en el corto plazo como lo son, por ejemplo, normas e instituciones fiscalizadores en Chile. Expertos coinciden que en esta materia nuestro paÃs aún está en debe. La falta de recursos y especialistas en el campo, ha derivado en una carencia de biografÃa, investigación y registros actualizados sobre la cantidad de especies amenazadas y sus poblaciones. En el caso de los servicios públicos, los expertos apuntan a que estas carencias desembocan en que, por ejemplo, los funcionarios que revisan los estudios de impacto ambiental de megaproyectos pasen por alto algunos errores u omisiones. âLa autoridad los deja pasar por ignorancia o por falta de capacitación. Y muchos de esos proyectos son presentados por funcionarios del propio ejecutivo con el patrocinio del gobiernoâ, afirma el perito Juan Sufán. En Chile, el primer Reglamento para la Clasificación de Especies Silvestres fue publicado en 2005. Antes de eso, lo que existÃan eran investigaciones, algunas incluso colectivas que podÃan estar parceladas en tipos de vertebrados o clases de plantas. La nueva norma viene a agrupar tanto flora como fauna, deja el procedimiento bajo la supervisión de la entonces Comisión Nacional del Medio Ambiente (hoy Ministerio de Medio Ambiente) y establece las categorÃas de âExtintoâ, âEn Peligroâ, âVulnerableâ, âInsuficientemente Conocidoâ, âRaraâ y âFuera de Peligroâ. Sin embargo, en 2010, nuestro paÃs resuelve adherir a los criterios de conservación establecidos por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), organización internacional más respetada en esta materia. AsÃ, las categorÃas pasaron a ser âExtintaâ, âExtinta en Estado Silvestreâ, âEn Peligro CrÃticoâ, âEn Peligroâ, âVulnerableâ, âCasi Amenazadaâ y âPreocupación Menorâ. De esta forma, todas las especies en Chile pasaron a estar al menos en algún grado de riesgo. Según consigna el sitio web del Ministerio de Medio Ambiente, actualmente se encuentran en desarrollo dos procesos de clasificación (10º y 11º) de especies silvestres, según los criterios establecidos por el actual reglamento vigente. En tanto, en los resultados del proceso anterior (9º) figuran un total de 1.011 especies. De estas, 11% figuran en âPeligro CrÃticoâ, 38% aparecen en âPeligroâ, 2% se encuentran âExtintasâ, 25% son consideradas âVulnerablesâ, 12% como âCasi Amenazadasâ, 11% con âPreocupación Menorâ, y en el caso de un 1% los datos son insuficientes para llegar a una conclusión. En tanto las normas que en el caso de Chile resguardan la biodiversidad e intentan regular el impacto de las actividades humanas sobre la fauna silvestre, son la Ley de Caza, la Ley de Pesca y la Ley General de Base de Medioambiente. Especialistas coinciden en que la falencia que tienen estas normativas âsobre todo las dos primeras- para con este fin en particular tiene que ver con que su foco está puesto en la administración de los recursos naturales (para por ejemplo, su explotación) y no en el resguardo propiamente tal. âLo que nos rige ahora son estas tres leyes, y son leyes que de alguna manera son útiles pero no del todo satisfactorias. No terminan protegiendo eficientemente lo que deberÃan proteger. Un amigo mÃo lo grafica bien al decir que siguen habiendo más papeles en los escritorios que especies en el campoâ, señala al respecto el zoólogo José Yáñez. A esto, el experto agrega que la legislación deberÃa centrar su preocupación la dinámica ecosistémica completa, no en sus partes por separado. En junio pasado, un Proyecto de Ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Ãreas Protegidas, asà como el Sistema Nacional de Ãreas Protegidas, entró a tramitación en el Senado. La medida constituÃa una de las promesas del nuevo gobierno para sus cien primeros dÃas. Las expectativas son altas. Pero si bien los expertos coinciden en que deberá estar sujeto a mejoras e indicaciones, han valorado positivamente la creación de una iniciativa que hace rato se posicionaba como urgente. por Bernardita GarcÃa Jiménez * Para leer el artÃculo debe suscribirse a la revista a través de su sitio web. Asimismo, algunas universidades tienen acceso a la publicación. Estas son las que integran el Consejo de Rectores (salvo la UMCE), la U. Andrés Bello, la U. Adolfo Ibáñez, la U. Mayor, la U. del Desarrollo, la U. Central, la U. Diego Portales, la U. Alberto Hurtado y la U. Los Andes. Fuente: El Mostrador |
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