Centro de Documentación Mapuche Documentation Center

22 de febrero de 2008

Aclaración

Polémica en El Mercurio

He seguido de cerca la polémica sucitada por la columna de opinión publicada en en El Mercurio por Sergio Villalobos a principios de febrero, entre otras cosas señala que producto del mestizaje ya no sería posible afirmar que existen mapuches. La verdad es que esta aseveración me indignó, puesto que la considero etnocentrista y que reduce a lo mapuche a una escencia inmutable (definida desde la academia) y que cuyo destino es eliminar una identidad, puesto que la congela en el tiempo y todo cambio u adaptación sería una prueba de su desaparición. Soy un lector atento de un conjunto de poetas mapuche de gran nivel y cada uno de ellos escribe desde distintas experiencias culturales y niveles de dominio del mapudungun. Uno de ellos, quizás uno de los autores de mayor potencia expresiva, es el poeta David Añiñir, autor del libro "Mapurbe". Después de leer la columna aludida, escribí una carta bastante irónica, en la cual me burlaba de la posición del Sr Villalobos que de un plumazo declara que no existe el pueblo araucano (ni si quiera autoriza la palabra mapuche). En la carta destaqué entre los autores al poeta Añiñir, como un mapunky, que es a la vez una poética como un tipo de mestizaje que el mismo acuñó y que a mi juicio, no es menos mapuche que sus peñi de antaño, sin embargo a mi no me compete, a nadie en realidad, juzgar quien es más o menos mapuche. En mi carta quise entregar una breve lista de autores que demuestran que lo mapuche, en términos literarios, como históricos y sociales, es mucho más complejo de lo que quiere ver la historia oficial. Lamentablemente la carta nunca fue publicada en El Mercurio impreso, por lo que debo asumir que Villalobos no la leyó y, para doble ironía, el propio lenguaje irónico de mi carta fue mal interpretado por David Añiñir. Asumo parte del error, cuando se quiere defender una posición es mejor usar un lenguaje frontal, que no se preste a equivocaciones. Las lecturas literales que se han dado a mi carta me preocupan, especialmente porque se trata de un tema que llevo estudiando por varios años y me ubican en contra de la causa (las causas)de una nación con la cual me siento particularmente comprometido. Escribo entonces esta segunda carta como una forma de explicitar mi posición y poder discutir sobre argumentos e ideas que de verdad se me pueden imputar.

Rodrigo Rojas
Director Escuela de Literatura UDP