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domingo 14 de septiembre de 2008
El año pasado, un hallazgo impactó al mundo: en el golfo
de Arauco aparecieron restos de gallina polinesia que probarían el
contacto prehispánico entre Oceanía y América. Ahora
hay arqueólogos
que plantean una tesis mayor: en la misma época, los polinesios habrían
convivido con los mapuches.
Por Sebastián Montalva W.
El hallazgo tuvo repercusión mundial. En el golfo de Arauco, científicos
chilenos descubrieron huesos de una gallina polinesia cuyo ADN demostró ser
de entre 1304 y 1424 d.C. Los huesos probarían que navegantes de Oceanía –que
habrían traído las gallinas– tuvieron contacto con América
antes que los españoles.
Los resultados de la investigación fueron publicados en junio de 2007
en Proceedings of the National Academy of Science (una de las revistas académicas
más prestigiosas, tras Science y Nature) y divulgados por The New York
Times. La noticia llenó de satisfacción al principal investigador
del tema, el arqueólogo José Miguel Ramírez.
Director del Centro de Estudios Rapa Nui de la Universidad de Valparaíso
(www.rapanuivalparaiso.cl), Ramírez ha analizado la posible relación
entre la Polinesia y América desde 1987, cuando participó en la última
expedición del noruego Thor Heyerdahl a Isla de Pascua.
En 1947 Heyerdahl navegó en una rústica balsa de troncos desde
Sudamérica hacia las islas Tuamotu. Él quería demostrar
que los americanos habrían viajado desde el continente hasta la Polinesia
(no al revés) y que varios rasgos de la cultura Rapa Nui tenían
su origen en civilizaciones como la inca. El noruego estuvo varias veces en Isla
de Pascua, la última de ellas en 1987, pero nunca pudo probar nada, y
su figura terminó desacreditada ante la comunidad científica.
"Mi drama particular con Heyerdahl se dio a partir de una mandíbula de
rasgos típicos polinesios llamada rocker jaw, que él había
tomado de una tumba en la isla", cuenta Ramírez. "Pretendía que
yo dijera, para un documental, que ese elemento era americano".
Hoy Ramírez sabe bien con qué relacionar una rocker jaw o mandíbula
batiente. Este hueso fue descrito por él en 1990 durante una pesquisa
en la Isla Mocha, Región del Biobío. Allí, donde habitaron
mapuches, aparecieron restos óseos, según Ramírez, con formas
similares a las de la Polinesia. Estos hallazgos –guardados hoy en el Museo
de Historia Natural de Concepción– lo han llevado a plantear una
posible relación entre polinesios y mapuches antes de la llegada de los
españoles.
La gallina polinesia
Los huesos de gallina polinesia fueron hallados en el Complejo El Vergel, sitio
arqueológico donde hay vestigios de asentamientos mapuches prehispánicos.
Estaban, como dicen los científicos, "dentro de un contexto cultural".
"Los encontramos casi por casualidad", recuerda Daniel Quiroz, antropólogo
de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, quien descubrió los
huesos que luego entregó a Ramírez. "Los viajes de los polinesios
hacia América son algo probable, por eso existe la posibilidad de que
esas gallinas hayan sido traídas por ellos a América. Ahora hay
que seguir buscando testimonios verídicos que avalen este contacto con
nuestro continente".
Marco Sánchez, director del Museo de Historia Natural de Concepción,
quien también participó del hallazgo, afirma: "Es muy posible
que sigan apareciendo restos similares. Hay que estructurar un nuevo proyecto
de investigación para detectar nuevos sitios arqueológicos".
La tesis de Ramírez
"Yo llevaba mucho tiempo estudiando la gallina araucana", cuenta Ramírez. "La
gallina es prehispánica, entonces el tema es de dónde llegó.
Si el origen de la gallina es Asia, y los europeos ya la habían recibido
desde Asia, ¿cómo apareció aquí? Recién en
el año 70, el norteamericano George Carter planteó formalmente
que la gallina araucana tenía un origen asiático y polinesio, pero
en ese momento fue una hipótesis loca".
Desde 1990, Ramírez ha analizado materiales y elementos culturales similares
entre mapuches y polinesios. Pone el ejemplo del toki, el hacha de piedra pulida
que usaban los mapuches. "En este caso hay un paralelismo lingüístico
que es extraordinario, porque la palabra toki es la misma que se usa en Polinesia
para el mismo tipo de artefacto". De hecho, explica, hasta en China existió el
mismo artefacto, con el mismo nombre.
Ramírez recuerda también que el camote llegó a la Polinesia
desde América en tiempos prehispánicos, y se dispersó por
las islas con un nombre proto-quechua: kumanka. "Lo más probable es que
hayan sido polinesios los que llegaron a América y volvieron, porque no
hay ninguna evidencia de culturas precolombinas americanas en Polinesia".
Ramírez postula que algunos polinesios habrían vivido en la Isla
Mocha en tiempos prehispánicos. Desde 1903 se han descrito rasgos morfológicos
polinesios en cráneos del lugar. "El tema de las mandíbulas no
ha sido analizado aún en profundidad", explica el arqueólogo. "Ése
es un capítulo fascinante. Es lo que viene ahora".
Sebastián Montalva W..