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El Ancasti (Catamarca), 22 de junio de 2002.
Con la aparición del primer rayo de sol, ayer
se celebró en el Pueblo Perdido (Mayu Puncu) de La Quebrada -a 15
kilómetros de la ciudad capital- el inicio del "año nuevo
indio": Intiraimi o "Fiesta del Sol". Después de una vigilia realizada
en el lugar sagrado por los hombres integrantes de la asociación
"Ashpa", comenzaron las rogativas y ceremonias ni bien se anunció
el primer rayo del sol que marcaba el inicio "de un nuevo ciclo". Con la
salida del sol, "se realizan ofrendas, se agradece el nuevo año
y se comienza con la chayada", comentó Ana María Valdez,
integrante de la asociación que desde hace dos años realiza
la celebración en el lugar.
"El 21 de junio celebramos el comienzo del año
nuevo inca, del mes de la agricultura y es la celebración más
importante", indicó. También participaron alumnos de la escuela
"Enrique Hood", quienes realizaron su rogativa a la Pachamama mediante
"la corpachada (darle alimento a la tierra con base en preparaciones de
maíz) y la chayada (regarla con agua o con frutas)", contó.
Para la rogativa cavaron un pozo, rodearon el borde con cigarrillos, en
donde se arrojaba el maíz preparado, alcohol, agua o jugo de frutas.
Rescate
"La participación de los chicos es una forma de rescatar estas ceremonias ancestrales, es más, en la escuela ya figura dentro del calendario de celebraciones", acotó. En los orígenes de la ceremonia, el inca solía hacer ayuno durante tres días y pasar en vela la noche previa al momento en que el astro rey se encuentra en su punto más alejado de la Tierra, debido a la creencia de que en este ciclo se perdería.
En tanto, durante la tarde de ayer se realizaba -en la
Plaza del Aborigen de Valle Viejo- la ceremonia del Chuscharutu", ceremonia
inca de imposición de nombres. En la oportunidad, se bautizaron
dos niños con el nombre inca: Tupac Atari (Dios de la serpiente),
para el chico de unos 12 años; y Sara Sisa (Flor del Maíz),
para la niña de 4 años.
Otras celebraciones
Al igual que en esta ciudad, comunidades aborígenes
de Jujuy esperaron la salida del Sol, que junto a la Pachamama o Madre
Tierra, es una de las deidades más veneradas en la región
andina. Desde ayer, los aborígenes de la región comenzaron
un Año Nuevo, vinculado con el arado de la tierra, cuando comienzan
a prepararla para la próxima siembra. Para mitigar el frío
de la vigilia, encendieron fogatas, tomaron alcohol y masticaron hojas
de coca; quenas, anatas, sicus, sicuris, erques y erquenchos, pincuyos,
y la música del altiplano, pusieron el marco para el festejo, que
ahora dinamiza a los pueblos coyas.