El Chubut (Trelew - Rawson), 26de abril de 2004.

Reivindican trabajo de comisión que devolvió más de un millón de hectáreas a pobladores aborígenes

En adhesión a la Semana de los Pueblos Originarios, el señor Mario Tornett, quien fuera secretario ‘ad honorem’ de la Comisión Provincial de Identificación y Adjudicación de Tierras a las Comunidades Aborígenes, a principios de la década del ’90, expresó una serie de reflexiones y preocupaciones en un texto alusivo a la fecha, en el que rescató la labor cumplida en cumplimiento de la ley Nø 3247/89 mediante la cual se procuró «el reconocimiento de los derechos ancestrales de los aborígenes del Chubut».

La comisión, creada durante el gobierno del doctor Néstor Perl, entregó en propiedad más de un millón de hectáreas correspondientes a los primeros títulos colectivos a cuatro comunidades aborígenes y 370 títulos individuales a pobladores del mismo origen.
Tornett, desde hace más de 30 años en tránsito permanente por las distintas comunidades aborígenes y asentamientos de la provincia, aseguró «estar orgulloso de haber pertenecido a una comisión que, más allá del vilipendio y la mentira expresados en ocasión de la regularización de la entrega de tierras, la animó la decisión de propiciar la revocación de cualquier trámite que estuviera tenido de ilegalidad por gestiones anteriores». «Mi nombramiento como integrante de la comisión Ley 3247/89 surgió a propuesta de las comunidades indígenas de esta provincia y de la Asociación Indígena de la República Argentina», recordó en su escrito.

Tornett subrayó también «la entrega entonces de 370 títulos de propiedad a pobladores indígenas dispersos, correspondiendo ello a 685.000 hectáreas, y los primeros títulos comunitarios a las comunidades de El Chalía o cacique Manuel Quilchamal, Lago Rosario, Sierra Colorada y Tramaleo o Loma Redonda, los que beneficiaron a 650 familias indígenas e hicieron una superficie de 385.000 hectáreas».
 

Etnocidio

«La historia de los pueblos originarios de Indo-América es de sufrimiento, persecución y muerte, narrada por ellos, es de usurpación violenta de sus dominios territoriales, desintegración de sus organizaciones sociales, culturales, religiosas y políticas, explotación, sometimiento ideológico y religioso, conculcación permanente de sus fundamentos. Es una historia de genocidio y etnocidio», indicó Tornett.

«La insistencia en una historia oficial, tergiversadora y el ocultamiento de la realidad de los pueblos indios es una forma más de convalidar su extinción. Queremos que crezca la conciencia de su existencia. Que crezca la conciencia de sus derechos de ser como ellos quieran.», agregó.

Terminar con el despojo «Entendemos que si los aborígenes obtienen la normalización sobre las tierras que ocupan -consideró- se inician las bases para terminar con el despojo de éstas por parte de sectores que continúan usufructuando la condición de asimetría que los indígenas tienen con el sistema dominial».

«Señores funcionarios y gobernantes: los aborígenes de nuestra provincia tienen voz, pueden hablar. No es que tienen que devolverles la voz. El asunto es que necesitan oídos que los escuchen. Eso es lo que les hace falta», concluyó Tornett en su texto recordatorio.
 

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