La comisión, creada durante
el gobierno del doctor Néstor Perl, entregó en propiedad
más de un millón de hectáreas correspondientes a los
primeros títulos colectivos a cuatro comunidades aborígenes
y 370 títulos individuales a pobladores del mismo origen.
Tornett, desde hace más de
30 años en tránsito permanente por las distintas comunidades
aborígenes y asentamientos de la provincia, aseguró «estar
orgulloso de haber pertenecido a una comisión que, más allá
del vilipendio y la mentira expresados en ocasión de la regularización
de la entrega de tierras, la animó la decisión de propiciar
la revocación de cualquier trámite que estuviera tenido de
ilegalidad por gestiones anteriores». «Mi nombramiento como
integrante de la comisión Ley 3247/89 surgió a propuesta
de las comunidades indígenas de esta provincia y de la Asociación
Indígena de la República Argentina», recordó
en su escrito.
Tornett subrayó también
«la entrega entonces de 370 títulos de propiedad a pobladores
indígenas dispersos, correspondiendo ello a 685.000 hectáreas,
y los primeros títulos comunitarios a las comunidades de El Chalía
o cacique Manuel Quilchamal, Lago Rosario, Sierra Colorada y Tramaleo o
Loma Redonda, los que beneficiaron a 650 familias indígenas e hicieron
una superficie de 385.000 hectáreas».
Etnocidio
«La historia de los pueblos originarios de Indo-América es de sufrimiento, persecución y muerte, narrada por ellos, es de usurpación violenta de sus dominios territoriales, desintegración de sus organizaciones sociales, culturales, religiosas y políticas, explotación, sometimiento ideológico y religioso, conculcación permanente de sus fundamentos. Es una historia de genocidio y etnocidio», indicó Tornett.
«La insistencia en una historia oficial, tergiversadora y el ocultamiento de la realidad de los pueblos indios es una forma más de convalidar su extinción. Queremos que crezca la conciencia de su existencia. Que crezca la conciencia de sus derechos de ser como ellos quieran.», agregó.
Terminar con el despojo «Entendemos que si los aborígenes obtienen la normalización sobre las tierras que ocupan -consideró- se inician las bases para terminar con el despojo de éstas por parte de sectores que continúan usufructuando la condición de asimetría que los indígenas tienen con el sistema dominial».
«Señores funcionarios
y gobernantes: los aborígenes de nuestra provincia tienen voz, pueden
hablar. No es que tienen que devolverles la voz. El asunto es que necesitan
oídos que los escuchen. Eso es lo que les hace falta», concluyó
Tornett en su texto recordatorio.
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