LA CRISIS BOLIVIANA: SE ENDURECEN LAS PROTESTAS DE LOS TRABAJADORES
Buenos Aires, 22 de septiembre de 2003.

"Guerra del gas": sangriento rescate de turistas en Bolivia

Cinco campesinos y dos soldados murieron cuando el ejército liberó a 2.000 personas atrapadas en un corte de ruta. Entre ellas había 70 extranjeros. Las protestas son por la exportación de gas por Chile.



DUELO. Campesinos bolivianos velaron ayer a sus familiares muertos el sábado en los choques con el ejército durante un corte de ruta.
Flores y hojas de coca para velar 
a los campesinos muertos 

Pocos minutos después de nacer, el niño quedó huérfano. A sus ocho hermanos también les cambió la vida radicalmente. Su padre, Juan Cosme Apaza (35), es uno de los cinco campesinos muertos el sábado en un sangriento enfrentamiento con la policía y el ejército, luego del rescate de 2.000 personas atrapadas en un corte de ruta.

Como los familiares de los demás indígenas muertos, seis de los hijos de Apaza velaron a su padre ayer en la Plaza de Armas de Warisata. Uno de ellos, una niña de siete años, sostiene en los brazos al menor de sus hermanos. quien aún no tiene nombre. La hija mayor de Apaza tiene 12 años y es la encargada de cuidar a sus hermanos, entre ellos un bebé de 14 meses, mientras su mamá se recupera de su noveno parto.

Sobre el cadáver de Juan Cosme Apaza se depositaron flores, herramientas de construcción, hojas de coca y decenas de cápsulas de proyectiles de los fusiles de la policía y el ejército.
WARISATA, BOLIVIA. AFP
 

PUNTO DE VISTA

La resistencia campesina

El gobierno jura que la venta del gas es la palanca para dar arranque a la economía, que no crece desde hace 50 años. Pero los campesinos bolivianos resisten: todavía está vivo el trauma de saqueos que vienen de la época de la colonización. Los trabajadores, en condiciones infrahumanas, siguen extrayendo oro y plata de las minas y otros recursos naturales para que la riqueza vaya a manos de una pequeña elite local y grupos extranjeros. El gas es como la joya de la abuela. Y el plan es que salga por Chile, el "enemigo" que les "robó" la salida al mar en 1879. La oposición a Sánchez de Lozada, timoneada por el cocalero Evo Morales, que perdió la presidencia por pocos votos, encuentra argumentos emotivos para explicar la pobreza (la sufre el 70% de la población), reavivar la desconfianza hacia Chile y poner en jaque al gobierno.

Paula Lugones. plugones@clarin.com

La tensión en Bolivia por la "guerra" contra la exportación de gas a través de Chile se agravó este fin de semana con sangrientos choques entre manifestantes y el ejército, después del rescate de más de 2.000 personas, entre ellos 70 turistas extranjeros, que estaban varados desde hacía cinco días por un corte de ruta. El enfrentamiento terminó con siete personas muertas y más de una decena de heridos.

Un ambiente de convulsión reinó ayer en la localidad andina de Warisata, a 100 kilómetros de La Paz, luego de los violentos tiroteos entre el ejército y manifestantes que cortaban una ruta. En los incidentes murieron cinco campesinos —entre ellos una mujer y una niña de ocho años— y dos soldados.

Los cortes de rutas en distintas zonas del país son en contra de la ley de reparto de tierras, de la mecanización del agro en esta deprimida zona andina, del ingreso de Bolivia al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y de la privatización de empresas estatales y en favor de la producción de hoja de coca. Pero, sobre todo, contra la exportación de gas a través de Chile.

Las protestas empezaron hace algunos días y se endurecieron este fin de semana. El viernes, unos 15.000 manifestantes, cocaleros y obreros, marcharon varios kilómetros para protestar contra el gobierno y las empresas petroleras, demandando que el gas nacional no sea exportado hacia EE.UU., y menos si es por Chile, pues Bolivia perdió su costa en 1879 en una guerra contra el país vecino. La mayoría de los bolivianos ve en ese hecho muchas de las causas de su pobreza (el 70% de la población es pobre).

"Si el gobierno decide sacar el gas para Chile o por Chile empieza la huelga indefinida y el bloqueo de caminos", advirtió entonces el diputado y líder cocalero Evo Morales, y subió la apuesta en lo que en el país ya se llama "la guerra del gas".

Pero el gobierno boliviano dejó en claro que no dejará que los cortes de ruta afecten a la población ni a los turistas. El sábado a la tarde, unos 2.000 viajeros —entre ellos 70 turistas extranjeros— fueron liberados en Sorata, a 140 kilómetros de La Paz, informaron las autoridades. Los turistas fueron transportados en una caravana de 60 vehículos, en los que iban las 2.000 personas.

Pero el rescate no resultó fácil. Al llegar a Warisata, los vehículos fueron atacados a balazos por campesinos apostados en las montañas vecinas. La policía y el ejército, que protegían a los viajeros, respondieron al ataque. Según el diario boliviano La Razón, había cerca de 150 indígenas ocultos detrás de piedras. Cuando los militares y policías comenzaron a avanzar —eran cerca de 300—, los campesinos les dispararon. Los soldados respondieron con gases lacrimógenos y luego con disparos. El enfrentamiento duró varias horas.

El gobierno no precisó el número de heridos, pero según informes de prensa son 20, ocho soldados y 12 campesinos.

Con todo, los turistas lograron llegar sanos y salvos a La Paz ayer a la madrugada. Entre ellos había australianos, alemanes, estadounidenses, holandeses, ingleses, israelíes e italianos.

El vocero presidencial señaló que la "operación de rescate" para liberar a las personas retenidas en Sorata fue ordenada por el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada por razones "humanas, morales y legales".

Mientras los campesinos velaban a las víctimas, la tensión continuó ayer durante todo el día en Warisata, donde los manifestantes incendiaron varios edificios públicos y un hotel. Una serie de vehículos, inclusive de la Cruz Roja y entidades humanitarias, fueron apedreados.

Pese a la convulsión creciente, el gobierno descartó la posibilidad de declarar el estado de sitio. Después de los incidentes, Sánchez de Lozada presidió una reunión de gabinete que terminó ayer a la madrugada. Allí, según declaró el canciller, Carlos Saavedra, se decidió que el estado de sitio "no corresponde, ya que es un problema que está focalizado en una zona del país, y la democracia, el estado de derecho y las leyes brindan instrumentos suficientes para sancionar y evitar este tipo de hechos".

El funcionario remarcó, sin embargo, que el gobierno no permitirá "que se violenten y afecten los derechos de otras personas y se atente contra los bienes públicos y privados".

En la reunión de gabinete se decidió además llamar al diálogo a los campesinos. Pero la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) no sólo rechazó la propuesta sino que declaró la "guerra" a Sánchez de Lozada.

"El bloqueo de caminos va a continuar. Si es posible lo vamos a mantener unos tres a cuatro meses, hasta que se vayan del Palacio de Gobierno esos asesinos, esos masacradores", desafió el diputado Felipe Quispe, líder de la CSUTCB.

Los campesinos recibieron apoyo de Evo Morales, quien convocó ayer a una asamblea a los cocaleros del centro del país para decidir acciones contra el gobierno. Quispe exigió la renuncia del ministro de Defensa, Carlos Sánchez, que encabezó el rescate de los turistas.

"Sánchez tiene angurria de sangre, es un sanguinario, es símbolo de la muerte, de la represión y pedimos su renuncia inmediata del gabinete para cualquier diálogo", declaró el líder de los trabajadores cocaleros. Pero, más conciliador, Morales, principal líder de la oposición en el Congreso, llamó a un diálogo para frenar la convulsión social.

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