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Fresia Alessandri Baker, cuyo nombre autóctono es Jérawr Asáwer, falleció a principios de semana

Muerte de emblemática kaweskar revela triste desaparición de la etnia

Con altos niveles de pobreza, viviendo en zonas aisladas y perdiendo progresivamente su cultura, la raza de pescadores que dominaba los canales australes está a punto de extinguirse.

 
 Claudia Espinoza
 

A bordo de dos embarcaciones de la Armada, los familiares y amigos de Fresia Alessandri Baker zarparán mañana desde Bahía Williams, en el seno Skyring, XII Región, para esparcir en el mar las cenizas de una de las últimas y más emblemática representante de la etnia kaweskar, fallecida a principios de semana.

"La muerte de Fresia Alessandri es bastante dramática, porque ella era una de las pocas descendientes puras, hablantes de su idioma y que vivieron a la usanza tradicional", afirmó el director regional de Conadi, Nelson Aguilera.

La edad de Fresia, cuyo nombre en kaweskar era Jérawr Asáwer, había sido estimada entre 80 y 90 años y su diagnóstico médico, realizado sólo días antes de su fallecimiento por el profesional Rodolfo Concha, revelaba una demencia senil avanzada, complicada por una neumonitis y un estado de semipostración. La falta de alimento le había causado deshidratación y desnutrición. Además, sufría de una ceguera del 70% y una afección crónica al pulmón.

El dolor que produjo la partida de esta mujer deja al descubierto la difícil situación en la que vive hoy este pueblo indígena, uno de los más interesantes del hemisferio sur. La etnia kaweskar (alacalufe) cuenta en la actualidad con 278 sobrevivientes inscritos en los registros de la Conadi. La mayoría habita en Punta Arenas y Puerto Natales, y sólo una veintena reside en la aislada localidad de Puerto Edén, a unos 700 kilómetros al norte de la capital regional.

De acuerdo a parámetros censales, los indígenas de Magallanes no viven tan mal como otras etnias del resto del país. Pero, en general, ellos se perciben como pobres. "Piensan que están en una condición bastante más medrada que el resto de los habitantes de la región", sostiene Aguilera.

Los representantes de esta etnia que se resiste a desaparecer deben alternar diariamente con una cultura occidental impuesta que los aleja de sus raíces y los inserta en un mundo que no siempre comprenden. La mayoría de los kaweskar viven en contextos urbanos (cerca del 90%) y se vinculan fundamentalmente al mundo laboral a través del empleo informal o ejerciendo roles de obreros o empleados no calificados.

Además, los hombres kaweskar, en especial quienes residen en Puerto Edén, mantienen la tradición de desarrollar tareas vinculadas al mar, como la pesca y recolección de recursos naturales marinos. Esta es su principal fuente de ingreso familiar, pese a que la zona está afectada por la marea roja hace varios meses.

Por otra parte, las mujeres, junto con desarrollar las tareas propias del hogar, se dedican esporádicamente a la artesanía. Sin embargo, hay algunas excepciones: de acuerdo a los registros de la Conadi, también hay algunos kaweskar que tienen formación universitaria, incluso con posgrados, y otros que han ascendido a un nivel de educación técnico que ejercen labores de carpintería.


sector sur de punta arenas

Construyen villa diseñada para los alacalufes

Fresia Alessandri Baker será el nombre con que se bautizará a la primera villa con diseño kaweskar en el sector sur de Punta Arenas, en homenaje a la indígena fallecida esta semana. El proyecto se inició a fines de 1998 y actualmente se encuentra en proceso de licitación, el que debiera culminar a fines de año.

"Es una villa que está diseñada tratando de recuperar los patrones tradicionales de este pueblo", dice el director de Conadi de la XII Región, Nelson Aguilera.

El arquitecto a cargo, Fernando Haro, se reunió en diversas oportunidades con las familias destinatarias para discutir las características. "Hay diferencias en el loteo y aspectos de agrupamiento patrimoniales, pero la gran diferencia la hace el fuego como elemento aglutinador". Las casas, con capacidad para cinco personas, tienen en el primer piso una amplia sala central rodeada de ventanas. Allí está el fogón donde se cocina, se seca la ropa y calefacciona la casa. También hay un dormitorio y un baño, y otro dormitorio en el segundo piso.

 

 

 


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