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Rostros y ropas aún ensangrentadas transitando por el Hospital Base de Osorno, una docena de indígenas en calidad de detenidos compareciendo ante la Justicia, angustiados deudos intentando recuperar en la morgue los cadáveres de las personas ultimadas, y nuevas pesquisas policiales en la zona cordillerana del conflicto, componían ayer el desolador escenario que podía apreciarse en las comunas de Osorno y San Juan Costa, a un día de desencadenarse el hecho más sangriento del que se tenga recuerdo en los últimos años en la provincia.
Allí, y a raíz de un salvaje enfrentamiento entre familias mapuche-huilliches por la disputa de tierras ancestrales de la apartada localidad de Rucamañío, distante 5 kilómetros del balneario de Pucatrihue, 5 personas resultaron muertas a palos y balazos, y 16 quedaron heridas, 3 de ellas graves, una con riesgo de fallecer.
La descomunal "guerra" a balas, palos, hachas y lanzas con clavos, entre los integrantes de las familias Cumilef-Llanquilef y Lefián-Marileo, ocurrida al mediodía del jueves, ha generado conmoción nacional por sus trágicas consecuencias, además de la inmediata reacción policial, judicial, médica y gubernamental. Estas instituciones, al cierre de esta edición, asimilaban con espanto los rastros de sangre y muerte que dejó a su paso la temeraria disputa por los bosques y praderas cordilleranas de Rucamañío, litigio iniciado en 1999, un año después que la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) entregara a la comunidad Choroy-Traiguén, las más de 4 mil hectáreas que conformaban el fundo Pucatrihue, y en donde varias otras familias residentes poseen títulos ancestrales.
BATALLA CAMPAL
La batalla campal que terminó con 5 muertos -cuatro de ellos integrantes de la familia Lefián Marileo- se inició pasado el mediodía del miércoles, cuando una veintena de hombres fuertemente armados y liderados por el secretario de la comunidad Choroy-Traiguén, Florentino Cumilef Llanquilef (58), irrumpió violentamente en el predio de Rosario (45), hermana de Juan Lefián (54), quien ya la madrugada del miércoles 2 de enero había sido expulsado a golpes de la casa que habitaba, a raíz de la misma disputa por tierras.
En breves segundos, los padres de ambos hermanos, Luciano Lefián Naguil (84) y Lorenza Marileo Huenupán (81), que se encontraban en el exterior, fueron atacados salvajemente por los comuneros, falleciendo en forma casi instantánea; él de un hachazo en el cráneo, y la anciana, a palos.
En defensa de los ancianos habían concurrido otros integrantes de la familia -habitantes de predios vecinos- iniciándose un enfrentamiento con elementos contundentes y armas de fuego donde, además, resultó asesinado de un disparo de pistola otro de los hijos del matrimonio que yacía muerto, identificado como Erico Orlando Lefián Marileo (50) y un sobrino de este último, identificado como José Esteban Panguinamún Lefián (30), golpeado hasta fallecer.
En el intento de resistencia por parte de la familia Lefián perdió la vida en el lugar de "batalla" Víctor Lemuy Melillanca (60), amigo de los Cumilef, quien recibió graves golpes con elementos contundentes.
DILIGENCIAS
En conocimiento de los sangrientos hechos, un contingente de 30 Carabineros y una docena de peritos de la Policía de Investigaciones se desplazó hasta la apartada localidad, constatando en terreno el desolador escenario de muertos y heridos.
En las pesquisas -donde no se registraron enfrentamientos entre comuneros y la policía- fueron detenidas 12 personas, incautándose además 2 escopetas, una pistola calibre 9 milímetros, hachas y palos ensangrentadas, elementos que, junto a los indígenas aprehendidos, fueron puestos ayer por la mañana a disposición del Tercer Juzgado de Letras de Osorno.
A la agitada comparecencia de los detenidos, en el Servicio Médico Legal los familiares de los huilliches ultimados intentaban en horas de la tarde recuperar los 5 cadáveres.
Trascendidos indican que en la investigación que instruye la magistrada Gloria Sepúlveda, 3 serían los huilliches detenidos, sindicados como presuntos autores materiales de la masacre, mientras que un cuarto permanecería prófugo, herido y oculto en Rucamañío, donde hasta ayer era buscado.