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Ecoportal, 20 de marzo de 2002.
Conceptos como salud, enfermedad o bienestar físico son difíciles de definir y están estrechamente ligados a la percepción personal y cultural de cada individuo. En los mapuches este aspecto está unido de manera profunda a su cosmovisión. La Machi y sus rituales ancestrales; infusiones de hierbas, cataplasmas y pomadas, no sólo ayudan a eliminar las dolencias físicas, sino que son parte integral de la espiritualidad de cada comunidad.
Considerando
las falencias del sistema de salud de la Región de la Araucanía,
Chile, que a pesar de los esfuerzos que se han hecho al respecto, aún
es altamente occidentalizada, el Liceo Guacolda de Chol Chol hace varios
años está trabajando una especialidad técnico profesional
única en el país: Técnico Mapuche en Salud.
"La especialidad fue creada considerando la experiencia de la Fundación
Instituto Indígena -organismo al que pertenecemos- en comunidades
de la región. Sus objetivos son por un lado satisfacer el vacío
que hay en los centros asistenciales de salud, cuyos profesionales poseen
escaso conocimiento respecto a la cultura mapuche. Además pretendemos
validar la medicina mapuche como una alternativa legítima y eficaz,
teniendo al técnico como nexo entre el paciente y el agente occidental,
produciendo por medio de la lengua un acercamiento para la comunicación
efectiva" afirma Alejandro Hernández, enfermero y docente del Liceo
Guacolda.
Pasantías
Recientemente varios alumnos del Liceo Guacolda realizaron pasantías
en la red costera del Servicio de Salud de la Araucanía, abarcando
las ciudades de Nueva Imperial, Puerto Saavedra, Carahue y Galvarino, todas
con un alto porcentaje de población mapuche. "Esta es una experiencia
más bien de observación, en la que los alumnos están
realizando técnicas básicas de su competencia como enfermeros,
como el control de signos vitales, aseo y confort en adultos y niños"
indica el docente del Liceo. Sin embargo, lo que diferencia su accionar
de cualquier otro profesional instruido en algún centro de formación
técnica es su competencia intercultural, la que no se manifiesta
solamente en el aspecto idiomático, con acciones comunicacionales
a través del uso del mapudungun. Cuando los pacientes son dados
de alta los alumnos hacen las recomendaciones que ellos estiman convenientes
en cuanto a la medicina tradicional. Sin embargo, la inserción en
el sistema de salud de esta especialidad técnica en la práctica
no ha estado exenta de dificultades. "Hay barreras culturales que son innegables,
que se manifiestan en la reticencia en la incorporación de la medicina
tradicional mapuche. Los alumnos se han ido abriendo puertas y están
bajando las barreras que se les imponen, pero el proceso es lento", reconoce
Alejandro Hernández.
Reconocimiento
Gioconda Espejo es enfermera y actual supervisora del trabajo de los alumnos del Liceo Guacolda en el Hospital de Puerto Saavedra. Reticente en un principio a recibir alumnos en práctica por malas experiencias anteriores, la llegada de estos jóvenes cambió su disposición gracias al trabajo que han desarrollado. "Creo que ellos han trabajado bien y han sido reconocidos por los pacientes. En una oportunidad teníamos un paciente que no nos respondía, por lo que pensábamos que era sordo. Uno de los alumnos del liceo Guacolda, que habla muy bien el mapudungun, le habló en su lengua y él le sonrió, contento de poderle responder, porque lo que en realidad tenía era un problema de comunicación. El paciente estaba feliz, porque no era tan sordo, sino que le costaba entender el castellano", afirmó.
Para Pamela Antipán, alumna que realiza su pasantía en
Puerto Saavedra, esta experiencia ha sido muy importante, porque está
poniendo en práctica lo que conoce, pudiendo entablar una relación
con los pacientes, que hace nuevo y distinto el trabajo. "Es importante
lograr que ellos se sientan bien, que se acojan con el profesional, que
se supere la barrera de desconfianza que hay con las prácticas médicas.
Creo que la cercanía cultural hace superar estos temores", enfatiza.
Alfredo Chihual destaca también la relación con los pacientes
como algo novedoso y motivador. "Nuestro paso por acá ha sido bueno,
ya que desde el punto de vista personal y profesional nos he enriquecido.
Una de las cosas más destacables es la comunicación que hemos
podido lograr con los pacientes. Aunque mi mapudungun no es muy fluido,
me he podido comunicar con ellos, preguntarles cómo se sienten,
lo que nos ha sido muy útil sobre todo cuando nos hemos encontrado
con gente que no hablan el castellano", destaca con evidente orgullo.
Interculturalidad
Un poco más crítica de la práctica de su formación intercultural, Ana María Cayunao señala que ésta no se ha dado como quisieran. "En general con los pacientes hablamos y practicamos el mapudungun, pero hace falta que sea más centralizada la interculturalidad de la atención, algo parecido a lo que pasa con la experiencia del hospital Makewe. Yo creo que falta implementar mejor la medicina tradicional. Eso le daría más seguridad, tranquilidad y cercanía a los pacientes con los profesionales"
Cristian Alonqueo, enfermero del Hospital de Carahue reconoce esta falencia del sistema, que no ha permitido "aprovechar" más a estos jóvenes ni a los propios facilitadores interculturales que hay dentro de cada hospital. "Nuestro establecimiento es más que nada occidentalizado. La noción que tenemos los profesionales que trabajamos acá con respecto a la medicina tradicional es escasa o nula. Respetamos toda tradición mapuche, pero sin olvidarnos del sistema occidental en que hemos sido formados", dice, agregando a que esto se debe a las carencias de los profesionales y a la alta demanda en el sistema público, que requiere de una atención rápida y precisa. Un médico general de zona debe atender a unos 40 pacientes diarios, por lo que en promedio la atención individual no supera los 15 minutos. Sistema incompatible con la práctica intercultural que para ciertos diagnósticos requiere largas conversaciones y una revisión de la historia familiar.
Al margen de las dificultades, todos quienes se han visto involucrados
en esta experiencia de salud intercultural reconocen que ha habido progresos.
Más allá del incierto impacto de la señalética
bilingüe, que grafica el mapuzungun - una lengua oral que la mayoría
de sus usuario nunca han visto escrita- cada vez se está masificando
más entre los profesionales la certeza que existe una carencia que
es necesario paliar. Un primer paso para lograr un cambio, absolutamente
necesario para muchos usuarios del sistema de salud de la IX Región.
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