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Alaska fue tomado, comprado
por la Conadi y cedido a las mismas comunidades que emplearon métodos
violentos en contra de la propiedad de la Papelera. Mininco, de esta compañía,
está vendiendo otro fundo en la IX. |
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MAPUCHES
RADICALIZADOS TIERRAS EN ZONA DE CONFLICTO:
Empresas
forestales se rinden y se allanan a vender
NATALIA AGÜERO e IVÁN
FREDES
NATALIA AGÜERO e IVÁN FREDES
Como un triunfo de los grupos indígenas
radicalizados es considerada por diversos sectores empresariales la venta
del fundo Alaska. Dos semanas atrás, la Corporación Nacional
de Desarrollo Indígena (Conadi) compró a Forestal Mininco
las 1.927 hectáreas de dicho predio, para repartirlas entre cuatro
comunidades mapuches.
Mininco, empresa controlada por el
grupo Matte a través de la Compañía Manufacturera
de Papeles y Cartones (CMPC), compró este fundo ubicado en la IX
Región, en Ercilla, a un agricultor local en 1981. Pero después
de varios años en que se convirtiera en el blanco de ataques, incendios
y tomas ilegales, realizadas por grupos indígenas que consideran
que dichas tierras les pertenecen, resolvió venderlo, después
de convercerse de que no podría ejercer normalmente el dominio sobre
el predio. Y antes de transarlo, cosechó las plantaciones con protección
policial.
La empresa fue cuestionada por hacer
esa venta. Se le criticó que no hubiera estado dispuesta a rehacer
la pérdida y sentara el precedente de ceder, nefasto para los otras
propiedades en riesgo. Incluso, el diputado PPD Eugenio Tuma planteó
que le resultaba difícil pensar que las forestales estén
propiciando escenarios de violencia para lograr vender aquellos fundos
que les resultan más complejos de explotar.
A la Papelera no le conviene vender
sus propiedades, ésa no es la política de la empresa. Tampoco
se trata de un problema de precedentes, porque llega un momento en que
no hay otra alternativa. En el caso del fundo Alaska, las opciones eran
vender o abandonar el predio, asegura el secretario general de la CMPC,
Gonzalo García.
Y explica: Si no vendemos y abandonamos
el predio, ocurren dos cosas. En primer lugar, perjudicas los intereses
de todos tus accionistas ya que la opción que estás tomando
con la venta es comprar un fundo de similares características en
un lugar donde no hay comunidades mapuches. En segundo lugar, como la Conadi
de todas maneras va a comprar otro predio, se corre el riesgo de que lo
haga en un lugar en el que no haya indígenas. En este caso, los
mapuches que se instalen van a trasladar el conflicto a una zona donde
no existía, perjudicando a los vecinos.
Producto del asedio y hostigamiento
de grupos mapuches, Mininco también accedió en principio
a vender a la Conadi el fundo El Rincón, en la comuna de Purén
(IX Región), el cual se está cosechando.
Otras empresas más pequeñas,
como Bosques Cautín y Forestal Millalemu, también han disminuido
sus inversiones en la zona, luego de ser blancos de ataques de comunidades
mapuches.
Parecieran estar todas las forestales
dispuestas a vender... si la Conadi les compra. Según estima la
Corporación Nacional de la Madera (Corma), han perdido 10 millones
de dólares en los últimos años producto del conflicto
indígena.
La protesta local
Los sectores involucrados critican
la política de ampliación de tierras mapuches promovida por
el Gobierno a través de la cuestionada Conadi. Forestales, agricultores,
descendientes de colonos y parlamentarios, argumentan que se le están
asignando tierras a comunidades que registran una larga historia de acciones
de presión, a través de ocupaciones o atentados, en desmedro
de otras que esperan pacientemente una solución a sus demandas.
Esto se vuelve especialmente grave considerando que el Gobierno ha insistido
en que fundo tomado no es fundo negociado.
Lo único que pedimos es el respeto
del Estado de Derecho, sostiene el presidente de los agricultores de la
IX Región, Manuel Riesco. Dicho sector ha manifestado públicamente
que el Gobierno privilegia a los grupos violentistas, que le doblan la
mano.
Los gremios forestales, madereros,
agrícolas, industriales y del comercio se quejan de que el sector
productivo está en completa indefensión ante una creciente
escalada de acciones violentistas.
Max Henzi, presidente de la Cámara
de Comercio de Temuco y vocero de estos gremios, explica que los efectos
más inmediatos son la fuga de inversiones, la inseguridad personal
y las millonarias pérdidas económicas que enfrentan los afectados,
situación que lejos de posibilitar el desarrollo de una zona endémicamente
atrasada, sólo consigue profundizar la pobreza y la marginalidad
social y económica.
El diputado Tuma tampoco considera
prudente que el Gobierno privilegie con tierras a los grupos promotores
de acciones violentas.
En el Gobierno refutan todas las acusaciones.
Jaime Andrade, subsecretario de Mideplán y coordinador de políticas
y programas indígenas, asegura que en el caso del fundo Alaska se
están materializando compromisos adquiridos con las comunidades
mapuches en años anteriores. Aquí no se ha instalado el principio
de que un grupo se toma un fundo y se le compra. El grueso de las comunidades
que han sido beneficiadas con tierras adquiridas por la Conadi durante
estos años han demostrado que tienen derechos ancestrales y cumplen
con todos los requisitos que establece la ley. Ha habido situaciones de
conflicto, como el caso Alaska, pero eso no es algo generalizado, asegura
Andrade.
Y lamenta que ciertos sectores consideren
el tema sólo desde el punto de vista policial:
Aquí funciona el Estado de Derecho.
Hay grupos radicalizados que usan la violencia, pero frente a ellos ha
actuado la ley. No hay una escalada ni una situación sin control.
Peleas internas
Los dirigentes mapuches, por su parte,
aunque cuestionan los procedimientos y la falta de transparencia de la
Conadi, asumen como un triunfo propio la recuperación de tierras
que les fueron despojadas.
El alcalde de Tirúa, Adolfo
Millabur, considera un logro para el movimiento indígena la compra
del fundo Alaska. Lo mismo, el consejero de la Conadi, Hilario Huirilef,
quien advierte, sin embargo, que ese organismo puede estar creando condiciones
de enfrentamiento entre las cuatro comunidades beneficiadas, ya que el
reparto no es equitativo.
Juan Catrillanca, lonco de la comunidad
Ignacio Queipul, a la que han sido atribuidos los ataques en contra del
fundo Alaska, defiende su derecho a ocupar las mejores tierras y parte
del bosque de este predio al momento de compartirlo con otras tres comunidades
rivales.
Nosotros fuimos los que dimos la lucha,
dice Catrillanca, quien niega que el empleo de la violencia haya sido un
instrumento para lograr sus objetivos. Nosotros sólo nos defendimos
ante la represión del Estado.
Otras comunidades, como la Antonio
Melinao, cuya solicitud para compra y traspaso de tierras fue aprobada
en 1998 y ratificada en 2000, reclaman que han sido persistentemente postergados
para acceder al predio Santo Domingo (en manos de particulares), en la
comuna de Collipulli. En una carta dirigida a la ministra de Mideplán,
Cecilia Pérez, su presidenta, Clorinda Prado Melinao, se pregunta:
¿Debemos efectuar tomas violentas
con daños a las personas y a los bienes materiales para acceder
a los beneficios legales de radicación de predios y bosques adquiridos
por la Conadi?.
No reiterar el círculo de pobreza
Existe consenso en que la solución
al conflicto mapuche no provendrá del reparto de tierras.
Más del 70% de la población
indígena rural del país se concentra en la IX Región,
la cual, según cifras de Casen 2000, es la más pobre de Chile
(32,7%). En esta región se agudizan la indigencia y el analfabetismo
que discriminan a los mapuches del resto de los chilenos.
El problema más grave que enfrentan
estas comunidades es su deteriorada situación socioeconómica,
que no les permite integrarse al desarrollo.
Los sectores involucrados temen que
la política de devolverle tierras a los indígenas, sólo
sirva para pagar la llamada deuda histórica y no contribuya al progreso
de dichas comunidades. Creen que a la larga ellos volverán a empobrecerse,
porque no tienen la capacidad técnica para plantar árboles
ni trabajar los predios de forma de impedir su degradación.
Jaime Andrade, subsecretario de Mideplán,
explica que para que esto no ocurra el Gobierno ha puesto en marcha el
programa Orígenes. Su objetivo es asesorar y apoyar a los indígenas
con capacitación, tecnología, herramientas e infraestructura
para que puedan trabajar la tierra con éxito.
Además, se les va a beneficiar
con programas de salud, educación y cultura. El costo del proyecto
es de 133 millones de dólares, financiados entre el Gobierno de
Chile y un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo, BID.
Nuevas tierras indígenas
Según el director de la Conadi,
Aroldo Cayún, en los últimos nueve años se han incorporado
272 mil hectáreas de tierras al patrimonio indígena.
Informes del mismo organismo indican
que entre 1994-2001 fueron traspasadas 237 mil hectáreas: 42.440
son compras de predios en conflicto, 7.604, adquisiciones con subsidios
y 195.146 corresponden a regularizaciones de propiedades y traspasos de
bienes fiscales. Entre compras y subsidios, el Gobierno ha desembolsado
36 mil 877 millones de pesos, equivalentes a unos 56 millones de dólares.
La Conadi dispone de un presupuesto
de 18 mil millones de pesos (4 mil de ellos, créditos) para comprar
predios para 27 comunidades este año. Ya compró cuatro fundos,
entre ellos, Alaska, en 3 mil 594 millones de pesos.
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