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15 de Marzo del 2002
Entrevista a Carlos Painemal,
director del centro Rucadungun
Durante los dos últimos años el entramado de organizaciones -que tuvo como base el Comité Exterior Mapuche- se ha seguido tejiendo y anota como uno de sus máximos logros el Primer Congreso Internacional de Historia Mapuche, efectuado en la ciudad de Siegen, en febrero pasado. Ralco y las forestales no le son temas ajenos, pero se mezclan con las organizaciones antiglobalización.
"Cuando ocurrió el
golpe militar mucha gente se fue del país y se formó una
organización que duró toda la época del régimen
-el Comité Exterior Mapuche- dirigido por los hermanos Mariqueo
en Inglaterra. Tuvo bastante presencia a nivel internacional durante ese
tiempo. Comenzaron a aparecer en las Naciones Unidas, a organizar encuentros
internacionales, pero muy ligados al tema antidictatorial", afirma Carlos
Contreras Painemal. Mapuche urbano, estudiante de antropología y
director del centro de documentación indígena Rucadungún,
organización que se aboca a "difundir e investigar sobre la historia
mapuche", que después de funcionar en Santiago ahora se ubica en
internet.
Radicado entre Siegen, Alemania,
dice que "observo el mundo rico con una mirada desde la antropología.
Eso hago en Alemania y en forma paralela, a través del centro de
documentación investigo y hago denuncias". Reconocido en el extranjero,
señala que rechazó la invitación del historiador José
Bengoa a participar en la Comisión de Verdad y Revisión Histórica
-presidida por Patricio Aylwin, a instancias del Presidente Lagos- para
solucionar el conflicto mapuche.
Contreras Painemal forma
parte de lo que en Chile, últimamente, se a venido señalando
como sectores que apoyan a grupos radicales mapuches.
Ya en democracia, el Comite
Exterior Mapuche decayó, salvo por la publicación de revistas,
hasta desaparecer. Contreras relata que, tras ello, hubo intentos de reagruparse
y que todo el proceso se concretó en Londres el año 2000.
Reinaldo Mariqueo -"el lonko del lugar"- organizó el primer congreso.
Primer Congreso Internacional
en Alemania
Durante los dos últimos
años el entramado de organizaciones se ha seguido tejiendo y anota
como uno de sus máximos logros el Primer Congreso Internacional
de Historia Mapuche, que se efectuó en la ciudad de Siegen, entre
entre el 1 al 4 de febrero de 2002.
La convocatoria estuvo a
cargo de tres instituciones mapuches: el Centro de Documentación
Indígena Rucadugun, el Centro de Documentación Mapuche Ñuke
Mapu y el Enlace Mapuche Internacional, organizaciones que contaron con
el apoyo de la Fundación Friedrich-Ebert y el Centro para la Cultura
de la Paz (Zentrum f¸r Friedenskultur). Al encuentro concurrieron
delegados de Chile, Argentina, Bolivia, Canadá, Estados Unidos y
diversos países de Europa como Francia, Suecia, Dinamarca, Inglaterra
y Bélgica.
Contreras señala
que posterior a este encuentro se generó una organización
en Francia "que le están buscando nombre". A ello, se añade
el Grupo de Apoyo de Siegen, en Alemania. "Apareció un grupo ahora
en Italia, que está haciendo un trabajo en torno a las forestales".
En Frankfurt, además, "existe un grupo de apoyo vinculado principalmente
a partidos de izquierda muy rupturistas, que se apoyaban principalmente
en el Consejo de Todas las Tierras. Hay otro grupo en Berlín, vinculado
al Grupo de Acción por el Biobío. Funcionan de vez en cuando,
pero ellos son más ambientalistas, no son un grupo de mapuches",
dice.
Y agrega: "Hay mucha juventud
alemana, o europea que van a hacer tesis a Chile, que son los que el gobierno
dice que son infiltrados".
- Son capaces ustedes, estos
organismos, de financiar las organizaciones chilenas?
- No. Depende mucho de algunas
instancias internacionales. La gente en el exterior es de trabajo. Las
personas de Canadá son profesores; Calfucura, en Suecia, es profesor;
yo trabajo en el campo en Alemania. Los de Francia son, fundamentalmente,
camioneros. Héctor Collipal trabaja en Dinamarca haciendo varias
cosas. Es la clase media baja de Europa, pero que piensa.
"Los mapuches del exterior
no pueden intervenir en los problemas de Chile. No pueden andar corriendo
cercos y los peñis de las comunidades no pueden plantear que se
dirá en las Naciones Unidas, porque son diferentes espacios. Existe
esa confusión. Europa sirve de resonancia para denunciar el problema
de violación de los derechos humamos en Chile", señala al
explicar la vinculación de los grupos del extranjero y los nacionales.
- Cuál es la relación
con la Coordinadora Arauco-Malleco, que aquí es catalogada como
una organización que linda en lo terrorista?
- Afuera, como es un espacio
donde no se pueden correr cercos ni tirar piedras, no se vive mucho la
diferencia. Por ejemplo, al Congreso le pidieron autorización para
que vinieran alcaldes mapuches de la UDI. Sean de derecha o de izquierda
o de la Coordinadora, no importa. De la Conadi no se ha aceptado nunca.
El rol de internet
Internet es una de las más
poderosas herramientas que los mapuches tienen para difundir su movimiento
y denunciar lo que ellos consideran represión. Al respecto, Contreras
dice que la red es como lo que fue el caballo para los españoles.
Se la apropiaron porque les era útil.
- Cómo es que desde
el extranjero llegan comunicados denunciando los hechos que suceden en
las comunidades en Chile, por ejemplo, a través del sitio mapulinkinternacional?
- Mapulink lo dirige Bernardo
Mariqueo. El ha desarrollado una labor importante de apropiación
de la internet, tal como ayer fue el caballo, el cuero, la vaca. Mapulink
es una red que llega más o menos a unas diez mil partes diferentes.
Desde cualquier lugar se le envían correos, principalmente, cosas
que tienen que ver con situaciones de conflicto. Así es como se
pueden llegar a un segmento amplio.
Antes de internet fue el
fax y sobre éste Contreras recuerda una anécdota: "A través
del fax un día logramos parar en Lebu, el 16 de diciembre, una acción
donde a una mujer mapuche le quebraron el brazo. Yo envíe una nota
a Noruega y, desde allá, enviaron al fax de la tenencia nombres
y datos que decían que la Forestal Mininco les daba vehículos
policiales y cuatro hectáraes de bosque a los tenientes. Pero ahora
todo eso es instantáneo con internet".
-Por qué organizarse?
"El pensarnos a nosotros
mismos es un tema al que hoy le estamos dando fuerte. Pero antes de eso,
dentro de la izquierda, lo máximo que se llegó a hacer respecto
a nosotros fue considerarnos como los pobres del campo, elementos atrasados,
primitivos que debíamos transitar hacia una situación moderna
del conocimiento. Para la derecha, tradicionalmente, éramos un sector
necesario de integrar para usufructuar de nuestras tierras. Pero ninguna
de estas dos visiones contemplaba lo que se define desde las ciencias sociales
como diversidad cultural", indica Contreras.
Producto de una "sensación
de no existencia del mundo mapuche, en Europa los mapuches que se comienzan
a juntar lo hacen porque eran mapuches, pero no a estudiar su tema, pensándose
a sí mismos, sino que a estudiar la situación política
en Chile".
Añade que el interés
de Europa por la situación indígena se debe a una "visión
acerca del mundo indígena como un paraíso perdido. No tienen
el prejuicio chileno de ser indio, tonto, borracho, hediondo". Dicha idealización,
a su juicio, se debe a que "en el pensamiento europeo existe un vacío
que tiene que ver con el mercado, con el consumo".
El rol de la central Ralco: cultura y gobalización
Carlos Contreras asegura que Ralco se inserta dentro de las causas que son apoyadas por organizaciones no gubernamentales contra la globalización: "Hace treinta años atrás nadie habría dicho nada. Sería para gente progresista de izquierda un tema de desarrollo y hoy, desde afuera, es un tema de discriminación, que pasa por etnocidio".
"Europa está plagada
de centrales nucleares, entonces, cuando ven que en el mundo indígena
se instala una situación que va hacia donde llegaron ellos se produce
una solidaridad. Existe sensibilidad cuando se destruye la naturaleza.
Es un tema que dentro del mercado también vende, Europa está
lleno de cosas bio", dice Contreras, al explicar por qué los opositores
a la central Ralco, en el Alto Biobío concitan tanto apoyo en Europa.
"Existe mucha sensibilidad
respecto a la construcción de Ralco por cuanto daña a un
pueblo originario. Este apoyo es de gente progresista y no de los Estados.
Las estructuras no opinan", añade.
Para Contreras, Ralco se
inserta dentro de las causas que son apoyadas por organizaciones no gubernamentales
contra la globalización: "Hace treinta años atrás
nadie habría dicho nada. Sería para la gente progresista
de izquierda un tema de desarrollo y hoy, desde afuera, es un asunto de
discriminación, que pasa por etnocidio".
El peso de la cultura
Ligado a Ralco está
el tema de los espacios que la sociedad chilena y el sentido que el mundo
globalizado en su conjunto da a las distintas culturas.
"Cuando vienen las Naciones
Unidas a meternos los temas de géneros en la sociedad mapuche, nos
están haciendo pensar o pretenden hacernos pensar, como lo hace
el primer mundo. Están metiendo un veneno, quieren que nos parezcamos
a ellos, porque han llegado a la conclusión que lo moderno, la civilización,
es lo mejor", sostiene Contreras.
Respecto de la capacidad
de gestión del gobierno chileno en esta meteria afirma que la política
de tierras -tendiente a convertir en propietarios a los mapuches- es reduccionista
ya que la "pelea de fondo es el territorio y la independencia, pero no
separatista".
"Otro elemento es que ha
existido una constante negación y desconocimiento de lo que es el
mapuche", plantea Contreras y añade que las políticas hacia
los indígenas han fallado por esta causa.
"La idea de cosmovisión
mapuche, desde una mirada de discriminación positiva, reproduce
una serie de errores. Se entiende que los mapuches y los españoles
no valen en tanto eran relaciones asimétricas. Esa mirada recrea
que los españoles llegaron y los mataron a todos, una visión
'romántica'. El neoliberalismo lo que pretende es eso. Entonces,
de repente hay una mujer que vende ramitas sagradas. La cultura es un bien
y hay que venderlo", asegura.
Producto del desconocimiento,
dice, las políticas de los gobienos reproducen la cultura con una
visión desformada: "El Plan Quintana hizo una reproducción
de los parlamentos. Se paseó por el sur bailando con las comunidades,
hubo acercamietos, conversaciones. Luego se trajo a los mapuches al Patio
de Los Naranjos y allí escucharon al Presidente. Pero el Parlamento
es una instancia de acuerdo, pero ahí no hubo acuerdo", concluyó.