sábado 22 de junio de 2002
Rogativas, bailes y comidas
Pueblo mapuche revive
tradición de Año Nuevo
  • A partir del 24 de junio, con la celebración del We Tripantu, las noches comienzan a retroceder lentamente como "una pata de gallo".
      Con distintas actividades, organizaciones mapuches urbanas y rurales están promoviendo la celebración del año nuevo mapuche, We Tripantu, que forma parte de sus tradiciones y costumbres desde tiempos inmemoriales, y que estaban casi olvidadas.
      Para los mapuches, a partir del 24 de junio, día del We Tripantu, la noche retrocede lentamente como "una pata de gallo". A partir de ese día, las noches comienzan a acortarse y los días a hacerse más largos.
      Al igual que otros pueblos originarios de Latinoamérica, entre la noche del 23 y la madrugada del 24 de junio, los mapuches celebran el comienzo de un nuevo ciclo de vida en la naturaleza, cuando ella comienza a expresar la aparición de brotes en árboles y arbustos, dando comienzo al reinicio de la vida natural.
      Ese día, las familias mapuches realizan rogativas de agradecimiento a Chaw Ngünechen (padre creador) por todas las cosas recibidas durante el año que termina y el que va a comenzar. Esta rogativa que, por lo general se efectúa al amanecer, cuando los primeros rayos del sol destellan en los campos, se acompaña del baño de los adultos en esteros y ríos de modo que el agua purifique el cuerpo y el espíritu para reiniciar, renovados, el nuevo ciclo de vida.
      Como parte de la ritualidad, también tiene lugar el Katan Pilun o rotura de la oreja de las niñas adolescentes que realiza una tía de la joven. Los niños, a su vez, "guasquean" los árboles frutales para que la savia se active, fluya, despierte y así puedan brotar con más fuerza y entregar una abundante cosecha de frutas. 
      En Temuco, en la escuela Nazareth, tendrá lugar la celebración oficial del We Tripantu que la Conadi enmarca en la celebración del Día Nacional de los Pueblos Indígenas. La fecha se instauró por decreto y junto a la ley 19.253 reconoce la diversidad de culturas, lenguajes y tradiciones que practican las ocho etnias reconocidas por ley en Chile.

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