lunes
24 de junio de 2002
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Rescate pehuenche
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Hoy se celebra el Día Nacional de los Pueblos Indígenas,
fecha que marca de manera profunda la importancia y contingencia que reviste
el tema de las minorías étnicas en nuestra conciencia e interés
contemporáneo.
Por ello, en la Universidad del Biobío se presenta el proyecto "Rescate
y edición de la crónica pehuenche del intendente Luis de
la Cruz", que busca recuperar la documentación que dejara esa autoridad
en el viaje realizado entre Concepción y Buenos Aires en el año
1806. Como el referido intendente describiera ampliamente el territorio
y las costumbres de los pueblos indígenas que tuvo la oportunidad
de conocer en su marcha y cruce de los Andes, el proyecto tiene como objeto
recabar esa información y difundir el tesoro etnográfico
que significa la descripción de dicho peregrinaje.
La trascendencia de la crónica radica en que junto a la descripción
del paisaje y sus recursos naturales, se entregan amplios antecedentes
de las etnias que ocupan parte de los cajones cordilleranos de Antuco,
Ralco y el Valle del Queuco. El valor bibliográfico, histórico
y etnográfico de la obra, se acentúa en razón de existir
escasísimos ejemplares de la primera y única versión
que se editara en Buenos Aires y de la que la Biblioteca Nacional posee
sólo una copia, lo que pondera más aún la iniciativa
del periodista puntarenense don Carlos Vega y el académico y especialista
don Ziley Mora.
El trabajo contempla un aspecto relevante en el rescate de los datos aportados
por Luis de la Cruz, al confrontar el texto con los conocimientos y experiencias
de ancianos y ancianas del pueblo pehuenche, lo que permitirá sistematizar
la recuperación de la memoria histórica estimulada por la
crónica del viaje de principios del siglo XIX. Esta confrontación
es un punto vital en la investigación, pues es casi seguro que él
asigne con fuerza una visión más real y objetiva del asunto
indígena, el cual está impregnado hoy de mitificaciones y
de fundamentalismos, ecologistas e indigenistas, que dominan gran parte
de la opinión y las decisiones públicas.
Lo anterior es importante por cuanto si bien es verdad que las comunidades
indígenas mantienen un relación histórica con sus
tierras y poseen una cosmovisión afin a su hábitat y recursos,
ello no es símbolo de una armonía perfecta o una concordancia
de felicidad absoluta, que es la imagen y símil que hoy se atribuye,
sin recato, a la vida e historia de esos pueblos. Y como el desafío
académico exige el rigor, esa evidencia ha de surgir, pues no puede
soslayar ni falsearse una realidad de adaptación y desaciertos que
cada etnia mantuvo y mantiene con su espacio y territorio, como cualquier
grupo humano que lucha en forma constante por su supervivencia.
Alfredo Palacios Barra |
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