martes 13 de febrero de 2001

En comuna de Antuco
Tomas con
complicidad de dueños

El alcalde de Antuco, Claudio Solar Jara, dijo que las tomas de terrenos protagonizadas por pehuenches en esta comuna cuentan con la complicidad de sus propietarios. De al menos un caso, cuyo nombre no reveló, dijo tener antecedentes ciertos y así lo informó en su oportunidad a la gobernadora de Biobío y al intendente.

''Ellos ven ahora la gran oportunidad de vender los terrenos al fisco, aprovechándose del conflicto mapuche'', dijo, convencido que en la zona del Alto Biobío, éste se agudizará antes de marzo.

Se trata de una propiedad de 1.000 hectáreas que se ubica en el sector de Antuco, desde la Piedra del Indio hacia la cordillera. Son veranadas, sin gran valor comercial, pero las reivindicaciones pehuenches-mapuches harían subir el valor hasta una oferta conveniente. ''Tengo la veracidad de la información'', dijo, a través del cacique de Trapa Trapa, Belisario Tranamil. ''El dueño le ha solicitado claramente que se tomen los terrenos de su propiedad y él va a dar todas las facilidades del caso, porque ve la oportunidad de vendérselos al fisco en caso exista una expropiación'', dijo.

En Antuco, sólo están tomados terrenos del empresario Raúl Pérez Serani, pero el resto de los comuneros están notificados que, en fecha próxima, el resto de los predios van a ser ocupados.

El alcalde agregó que la ocupación que afecta a Serani ''es por mera tolerancia de él'' e indicó que los comuneros piden que se restablezca el estado de derecho; recurren a las fuerzas policiales para despejar las tierras en circunstancias que ellos mismos han dado pábulo para que lo hagan. ''Estamos en una suerte de ambivalencia por parte de los dueños de los terrenos'', agregó.

Solar dijo que un conjunto de señales, tanto del gobierno como de particulares, impiden enfrentar el tema de una forma razonable. ''Es cierto que la única forma que los mapuches tienen de hacerse escuchar es cuando apalean huincas, pero así se les está dando una señal clara que hay que hablar con palos y macanas''. A este aspecto, dijo, se suma la anuencia de dueños y veraneros que han pagado una suerte de diezmo a las comunidades pehuenches, en una suerte de ''déjame entrar a mis veranadas y yo te voy a dar tres o cuatro vaquillas. Obviamente, cuando yo pago por ocupar lo propio, doy la señal que no es mío, pues, en su fuero íntimo, el mapuche dice: no es de él la tierra, sino cómo es que me está pagando por entrar a lo de él.''


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