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Martes 9 de junio de 2009 / Por Nancy Arancibia / La Nación

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Publican libro que indaga en historia y significados de apellidos de esta etnia

En el nombre de los mapuches

Los nombraban según el lugar donde vivían, su linaje y sus características personales. Los españoles los registraron como sus apellidos, los castellanizaron y despojaron de su significado. El fenómeno se mantiene hoy en el Registro Civil. Un libro viene a rescatarlos.

En una ceremonia llamada Lakuntun un niño mapuche recibía su nombre. Éste se constituía en un vínculo con su origen y sus ancestros. No era cualquier nombre. Tenía que ver con cómo la familia soñaba a sus hijos, con los astros y sus características. El nombre era el portador de su cultura y su relación con la naturaleza y sus fenómenos.

Por eso, mientras para un chileno, Lincoyán, Curiche o Melinao son sólo apellidos, para un mapuche son el símbolo de su identidad y linaje. De una cosmovisión llena de significado que fue invisibilizada y deformada por la colonización española y la sociedad chilena, y que hoy intenta rescatar el libro "Apellidos mapuche: Historia y significados".

Éste nos revela, por ejemplo, la importancia ancestral de tener al cóndor (Manque), la serpiente (Vilu) o el puma (Pangue) como el tronco de un linaje que hasta hoy marca los apellidos de esta etnia.

Según explican los autores del libro -los médicos de la Universidad de Chile Hugo Amigo y Patricia Bustos-, dos estructuras conformaban un apellido mapuche: el "Üy", que expresaba la característica o condiciones de la persona que lo portaba y el Kuga, tronco o raíz, asociado con el linaje o pertenencia (ver infografía al final de la nota).

Por esta razón el "Üy" podía cambiar con los años y algunos señalan la existencia de una ceremonia en la adolescencia que lo consagraba para la adultez. El historiador Osvaldo Silva, citando un texto de la época en este libro, indica que dada la imposibilidad de predecir las características de la persona, los indígenas acostumbran a "ponerles nombres a los hijos cuando nacen, luego cuando tienen entre 12 ó 15 años y lo cambian nuevamente cuando son de 30 ó 40".

Simbolismo profundo

La investigación sostiene que el Kuga designa una relación real o simbólica con los animales, la vegetación o las propiedades del espacio. Los Kuga más comunes son de animales, entre ellos Manque (cóndor), Pangue (puma), Milla (oro), Vilu (serpiente) y Ñanco (águila).

Eso explicaría por qué los mapuches que habitaban la costa hacían referencia al agua en sus nombres como Trabunco (reunión de agua) o Leufu (río), mientras los cercanos a la cordillera tenían nombres relacionados con la fauna: allí vivían los que tenían apellidos que terminaban con Manque (Cóndor), Curiman (cóndor negro) Aucaman (cóndor silvestre) o aquellos con terminación "ñir", que significa zorro, como Acañir (zorro libre), Millañir (zorro plateado) o Huenchuñir (zorro macho).

Los autores, sin embargo, sostienen que constatar esa relación ya no es posible debido a los procesos históricos y de migración que ha experimentado esta tenia.

Pérdida del nombre

El mapuche no tenía apellido. Su nombre respondía a la cosmovisión de su cultura y en los distintos contactos "con el hombre blanco" su origen se fue ocultando y perdiendo.

Colonización y bautismo fueron los responsables primarios. Los obligaron a registrar un apellido que no tenían. La falta de conocimiento del mapudungun y su fonética, transformó sus sonidos en palabras castellanas, cambiando completamente su significado cultural.

Esto ocurre hasta nuestros días, especialmente en las personas mayores que acuden al Registro Civil, donde se transcriben sus nombres con errores.

El estudio constató, por ejemplo, que el apellido Melivilu figura escrito de seis formas distintas: Melibilu, Melibilo, Melifilu, Melifilo, Melivilu, constituyendo para efectos del registro seis apellidos diferentes aunque desde la perspectiva cultural mapuche es uno solo.

También contribuye a su desfiguración el desconocimiento del uso abreviado de algunas palabras. Por ejemplo, Melivilu era el único nombre de la persona y estaba compuesto por Meli y Vilu, cuyo significado es "cuatro culebras". Este nombre abreviado suena como Melivil, manteniendo su unicidad y significado. Los registros oficiales los identifican, sin embargo, como dos nombres diferentes.

"Conocer el significado de estos nombres, nos enseña que venimos de una historia marcada por la sociedad mapuche, aunque esto muchas veces no nos agrade. No debería suceder más que una persona mapuche se cambie de apellido o sea sujeto de burlas. Este libro es una contribución en la superación de este racismo" dijo Víctor Pérez, rector de la Universidad de Chile.

"Más allá de los errores históricos del nombre, la gente conoce su historia oral. Se pueden cambiar los nombres en la papelería, pero en la realidad la gente sabe de qué familia son", dicen mapuches de Arauco.

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EL APELLIDO COMO INDICADOR BIOLÓGICO

Los doctores Hugo Amigo y Patricia Bustos son los autores de la investigación que dio origen al libro: “Apellidos mapuche: Historia y significado”, con más de tres mil apellidos mapuche vigentes, junto a antecedentes que permiten reconocer su pertenencia a la etnia original.

Se trató de un esfuerzo multidisciplinario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile para generar indicadores sobre mortalidad infantil y materna y la prevalencia de ciertas enfermedades en esta etnia. Datos necesarios para cualquier estrategia de inclusión y focalización de políticas sociales que se quiera emprender. Pero se dieron cuenta que el indicador biológico no existe. ¿A quién medir, pesar, registrar? Los hombres de la tierra ya no tienen tierras y se han desplazado a las ciudades. Necesitaban identificación poblacional y los apellidos surgieron como opción.

El proceso de validación de este indicador dio origen a este libro con la colaboración de antropólogos, historiadores y especialistas en lengua mapuche.